LAS PRIMERAS TUMBAS DE LA HUMANIDAD
Cuando hablamos de comportamiento mortuorio nos referimos a las reacciones ante la muerte. Estas respuestas, son frecuentes en muchas especies, como los chimpancés. Cuando lo hacemos de comportamiento funerario, incluimos el símbolo, y eso ya es jurisdicción exclusivamente humana.
En 1935, la arqueóloga británica Dorthy Garrod – que ya había trabajado en la Torre del Diablo de Gibraltar – excavó la Cueva de Skhul en el complejo del Monte Carmelo, cerca de Haifa, en el actual Israel. Casi un siglo después, los análisis genéticos de un individuo infantil han revolucionado la paleontología humana: en primer lugar por su cronología, 140 mil años y en segundo porque se trataba de un híbrido de neandertal y humano moderno. El enterramiento de esta niña se considera el más antiguo de la Humanidad en el momento actual.
Fragmento de la filmación de Dorothy Garrod. Cortesía de Israel Hershkovitz
El yacimiento keniata de Panga Saidi, excavado por el CENIEH con María Martinón a la cabeza, guardaba la tumba de Mtoto, el niño dormido. Publicó sus conclusiones en Nature en 2021. Se considera la tumba, el enterramiento más antiguo de nuestra especie, de Homo sapiens, con una cronología de 78 mil años. En este yacimiento se pueden comprobar claramente los elementos que confirman un comportamiento funerario. El bebé de Border Cave en Sudáfrica, de 74.000 años de antigüedad, también podría ser uno de los más antiguos de África.
Sin abandonar Sudáfrica, en Rising Star, los Homo naledi enterraron a sus muertos demostrando un comportamiento funerario, según Lee Berger, el científico que ha llevado a cabo su excavación. Y según sus análisis cronológicos, tal hecho sucedió al menos hace 250 mil años. De estar en lo cierto, habría una especie paralela a nuestro linaje que tuvo un comportamiento funerario mucho antes que nosotros.
Como casi siempre, no hay consenso.