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LOS RENGLONES TORCIDOS DE LA CIENCIA

Publicado 04/06/2022

RODAJE EN LAS GALERÍAS ALTAS DE ARDALES.RODAJE EN LAS GALERÍAS ALTAS DE ARDALES.Publicados nuevos datos en la Cueva de Ardales que confirman la realización de pinturas rupestres antes de la aparición de nuestra especie en la península ibérica. Lo más plausible – después de una nueva batería de dataciones y de un riguroso examen arqueológico – es que los neandertales trazaran las primeras pinturas de la Humanidad.

El artículo científico es de libre acceso en este enlace

 

Decía Santa Teresa de Jesús, Doctora de la Iglesia y mística universal, que: “Dios escribe derecho con renglones torcidos”, apoyándose en casos como los de Job o David. La Santa de Ávila tenía muchos dones y uno de ellos era que sabía contar las cosas muy bien. Con la ciencia, si se me permite la analogía, ocurre algo similar a esa escritura con renglones torcidos: en ocasiones se alcanzan unas conclusiones gracias a evidencias obtenidas en búsquedas que no tenían que ver a priori con la original. Por ejemplo, podemos ir a buscar celtas y encontrar fenicios o a datar neandertales y detectar un vacío de población en un periodo ulterior. En un momento de gran importancia.

Los datos encierran un relato, pero el relato lo hacemos nosotros: lo pergeñamos, lo moldeamos y lo adaptamos a nuestras necesidades. Al poner el foco en una cifra o un aspecto analizable, podemos caer en el error de no valorar otros elementos que están delante de nuestras narices. Detalles de gran valor que no reflejan la luz de la linterna porque no se les apunta con ella.

El jueves pasado miraba desde el tómbolo de Trafalgar hacia el norte de África, que  estaba ahí, al alcance de la mano. Desde tan maravilloso paraje, del que volveremos a hablar un poco más adelante (el off de récord es inviolable) pensaba en la cuestión del paso del Estrecho. Ni más ni menos que la llegada de nuestra especie en una o varias migraciones. Es cierto que las aguas del Estrecho de Gibraltar son procelosas, pero no es menos cierto que la topografía del mismo ha cambiado mucho durante los últimos dos millones de años. Y tampoco es baladí que durante al menos cuarenta días al año, ese paso sea fácilmente navegable. Me consta que desde el CENIEH se han publicado varios trabajos al respecto que tratan el posible cruce de la especie humana en diferentes periodos con resultados desiguales. Son investigaciones que emplean la inteligencia artificial y que sin duda merecen nuestra más profunda consideración. Pero cuando estás ahí, en medio del Estrecho y ves la otra orilla a tiro de piedra, no puedes descartar la navegación en un día apacible, en una de esas jornadas en las que decimos del mar que “es un plato”. Un escalador, probablemente no se embarcaría y un navegante seguramente no cruzaría una cordillera. Pero las personas – y los animales en general – estamos adaptados al medio que nos ha tocado en suerte. Además, los seres humanos han atravesado mares peores y distancias superiores. ¿Por qué aquí no?

Desde Trafalgar. Foto CarmenDesde Trafalgar. Foto CarmenPruebas, haberlas haylas, véanse las industrias del paleolítico medio de uno y otro lado. Y quizá, sólo quizá, pronto haya alguna evidencia más potente, definitiva y moderna.

Las dataciones y las excavaciones de diferentes zonas de la Cueva de Ardales, ojo, ni mucho menos de toda la cueva, han dado carta de naturaleza a los planteamientos del equipo que cuenta con Pedro Cantalejo, Pepe Ramos, Gerd Weniger, Mar Espejo, Eduardo Vijande, Serafín Becerra, Salvador Domínguez, Lidia Cabello o Juan Jesús Cantillo entre otros expertos. Son buenos datos. Han desplegado buena ciencia. Han caracterizado varios espacios de la cueva, aunque queda mucho por excavar, como es lógico. Lo que han hecho es hacer sus planteamientos más sólidos gracias a los buenos datos obtenidos, que es como se funciona en la ciencia. O como se debería.

Sus conclusiones, en este momento, (el futuro está abierto a todo) son:

  1. Los registros pictóricos más antiguos, en torno al 60 mil, se refuerzan con las nuevas dataciones y con el estudio de los contextos arqueológicos.
  2. La fabricación y uso de piedras (industrias líticas) encaja perfectamente en la tipología de las talladas por neandertales (musteriense con elementos levallois).
  3. La cueva fue visitada, que no poblada, intermitentemente. Hay un vacío poblacional, con los datos actuales, especialmente llamativo. Un hiato que va desde el 42 mil antes del presente, hasta el 35 mil. Más o menos, siete mil años. Siete mil años en el momento en que nuestra especie, los humanos anatómicamente modernos, llegamos a Europa occidental.
  4. Faltan amplias zonas para investigar, incluyendo las vastas galerías altas. Hay presencia cierta de las culturas gravetiense, solutrense, magdaleniense y de los primeros neolíticos del sur.

Si nos quedamos con el gran titular de los neandertales como primeros pintores de la Humanidad no nos equivocaremos. Pero sería como extraer mineral de hierro con tecnología romana. La metalurgia actual obtiene más mineral de la roca. La ciencia y sus renglones torcidos también.

El debate sobre las capacidades cognitivas de los neandertales va cambiando por momentos. Y si bien son una especie diferente a la nuestra, hay que compararlos con los miembros de nuestra especie que vivieron entonces. Cuidado con el presentismo. Las personas que vivimos actualmente poco o nada tenemos que ver con los individuos, los problemas y las adaptaciones de hace 40 mil años.Rodaje en 2018 en la Cueva de Ardales. Foto NavarroRodaje en 2018 en la Cueva de Ardales. Foto Navarro

Cuando pienso en ese hiato de 7 mil años en la Cueva de Ardales y también en la cercana de Teba, no puedo dejar de valorar la extinción de los neandertales y la irrupción de nuestra especie en esto parajes. También pienso en un abandono de esa región por razones climáticas (¿unos grandes fríos?) y que a fin de cuentas, la paradisíaca bahía de Málaga estaba bastante cerca. Allí, como también ha publicado esta semana Pedro Cantalejo, los habitantes de las Cuevas de la Victoria, se deleitaban a base de conchas finas, coquinas, lapas, sargos y otras especies marinas. Verdaderos "chefs del mar" que no tenían más que acercarse a la playa o cazar alguno de los abundantes conejos que vivían en las colinas cercanas si se cansaban de comer dorada a la espalda, que de todo se cansa uno. Quiero decir, que quizá los primeros auriñacienses nos se establecieron en el interior pero lo hicieron en las costas. Evidencias hay, aunque discutidas, en la Cueva del Bajondillo de Torremolinos. Veremos, más pronto que tarde, como se va escribiendo ese capítulo, aunque también sea con renglones torcidos.

Entre finales de febrero y principios de marzo tuvimos la suerte de acompañar a la Doctora María Martinón Torres, Directora del CENIEH, en un viaje que nos llevó a varias cuevas israelíes y al gran centro de investigación sobre la evolución humana de la Universidad de Tel Aviv, comandado por el célebre investigador Israel Heshkovitz. Estuvimos varios días en el otro lado del Mediterráneo, en las puertas giratorias de Asia, África y Europa, en el ónfalos.

Tuvimos la suerte de ver muchos fósiles humanos, algunos de ellos híbridos. Y ampliar nuestros horizontes y planteamientos. Y también vimos cosas que no podemos contar porque no están publicadas.

La Doctora Martinón nos dio todos los detalles de los fósiles que ella misma había ayudado a publicar, como el caso de Nesher Ramla. Fue increíble, un sueño. Y aprendimos lo complejos que pueden ser los movimientos de nuestra especie. Lo del cante de ida y vuelta se nos queda corto. Aprendimos a mirar los contextos ecológicos dependiendo del momento. Ese llamado Corredor del Levante en ocasiones era una “prolongación” del Rift africano. Así lo vimos en Ubeidiya. Bueno, podéis ver el capítulo en este enlace. 

El pleistoceno medio de Zuttiyéh o las cuevas (Tabún, Kebara, Skhul) del Monte Carmelo, fueron  muy ilustrativas a la hora de pensar en un ancestro común que hubiera evolucionado allí. La dulce Galilea también nos llevó a Manot Cave, donde los últimos neandertales y los primeros humanos convivieron “pared con pared”. Las formas de supervivencia fueron tan parecidas que los investigadores de la Universidad de Haifa no se atrevían a asegurar que el musteriense hubiera sido obra de neandertales. La doctora Martinón en Manot Cave junto a un colega israelí. Foto Navarro.La doctora Martinón en Manot Cave junto a un colega israelí. Foto Navarro.

Y es que las formas culturales son permeables y algunas son idóneas para una adaptación determinada.

El mundo funerario del Corredor del Levante, que ya se documenta claramente en contextos neandertales, es una prueba irrefutable de que nuestra especie hermana manejaba un mundo simbólico y complejo. El aspecto físico de los neandertales de Oriente Medio poco o nada tiene que ver con el clásico de Centroeuropa, tan fuerte, tan robusto. En Oriente los neandertales son gráciles, complicando la distinción de los primeros sapiens, más robustos que nosotros.

Pero los gravetienses de Oriente no pintaban. Las expresiones gráficas son allí muy escasas, sino nulas. En cambio, la península ibérica y el sur de Francia, así como el norte de África, parece un espacio poblado por artistas gráficos.

A medida que se va investigando, la documentación de más movimientos de población, de traslado y adaptación de formas de producción y de elementos culturales va complicando un panorama ya de por sí complejo. Somos una especie inteligente y con gran movilidad. Eso lo dificulta todo.

Pero no hay que decaer. En este artículo he citado a grandes profesionales. Me gusta pensar que estamos apenas al principio de la narración de la odisea humana.

El equipo de Pepe Ramos y Pedro Cantalejo ha demostrado solvencia, paciencia y capacidad para contestar con datos a lo que no siempre han sido valoraciones científicas. Bravo por ellos. Les deseo lo mejor y me consta que su “escuela” va por el buen camino.

Parece que “para hacer bien el amor hay que venir al sur”, que no lo niego, pero pensemos que también se puede venir para hacer otras cosas, entre ellas, buena ciencia. La proximidad al Estrecho, a otro continente, hace del sur peninsular un lugar especial, así como su configuración geológica y su clima. La presencia humana aquí se documenta en Orce desde hace 1,5 millones de años.  Quizás los últimos neandertales murieron aquí, hace unos 40 mil años. Algo tendrá el agua cuando la bendicen.

Manuel Navarro

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