ARSUAGA Y BELÉN EN LA BUENA PINTA
Esta mañana subíamos desde Navalmaíllo y La Buena Pinta hacia la Des Cubierta, cuando he tenido la oportunidad de hacer esta fotografía: Javier Trueba dispara su cámara para captar el trabajo dentro del yacimiento más célebre del Calvero de la Higuera mientras Juan Luis Arsuaga charla tranquilamente con Belén Márquez. En ese momento sabes que asistes a una instantánea que quizás dentro de mucho tiempo se vea en una conferencia o reflejado en un libro. Sabes que estás con el equipo pionero que excavó en el Valle de los Neandertales. Y eso es tener mucha suerte.
La suerte que nos ha permitido visitar y rodar este yacimiento desde 2012, año en que realizamos nuestra primera visita. Sin duda, y aunque el yacimiento ya era conocido, han sido estos años los de mayor impacto en la opinión pública.
Hoy, después de comer con el equipo, Enrique Baquedano - codirector del proyecto junto a Juan Luis Arsuaga y Alfredo Pérez González - nos mostraba el perímetro geográfico de un territorio, de un paraíso, de un refugio sobre un mapa colgado de una pared.
Porque esa es la idea que nos va quedando del llamado - con gran acierto - Valle de los Neandertales. Rodeado de las altas cumbres carpetanas, el valle, que no es demasiado grande, fue un lugar donde vivir para bandas de neandertales. Tenían caza, un clima soportable y espacios donde cobijarse. Seguramente, también tuvieron que defender su territorio.
Esta mañana salíamos desde Madrid con la sensación de buscar un reencuentro, de poder pasar una jornada en un lugar querido junto a personas admiradas y queridas. Nuestro propósito era rodar el yacimiento en su estado actual de trabajo y realizar unas entrevistas para uno de los programas que preparamos para la sexta temporada.
Al poco de salir de Madrid - Carretera de Burgos arriba - el paisaje se despeja, la prisa se atenúa. Al desviarnos hacia el Valle del Lozoya, la ilusión se acrecienta.
Hemos llegado al yacimiento de Pinilla del Valle cuando el equipo de arqueólogos tomaba un ambigú para vadear el duro trabajo de campo. Da gloria ver a este equipo formado por gente tan bien preparada y tan entusiasta. Ésta es también una labor de los directores, de los grandes popes de la investigación: formar a la siguiente generación.
Las conversaciones - algunas grabadas para el programa - han ido ganando en intensidad e interés. Está claro que buscábamos un equipo que entendiera el estudio del pasado como un trabajo científico, multidisciplinar, que proyectara la idea de que la ciencia de vanguardia es muy necesaria en los estudios del pasado.
PIMENTEL Y ARSUAGA EN EL BATÁN
Tras rodar bajo las cumbres, junto al embalse - dolido por el estiaje - nos hemos desplazado hasta los laboratorios que el equipo de Pinilla tiene en el Refugio del Batán, frente al Monasterio del Paular.
Allí, mientras preparábamos la entrevista, se ha producido otra instantánea que mi olfato dice que será vista con gran atención dentro de unos años. Juan Luis Arsuaga y Manuel Pimentel, viejos conocidos, charlaban de las últimas tendencias y publicaciones sobre evolución humana. Viéndolos está claro que la juventud es un estado de ánimo y que la curiosidad del verdadero curioso es insaciable. Allí, en el laboratorio, rodeados de fósiles, de productos para consolidarlos, de microscopios y ordenadores, los dos viejos amigos han ido charlando sobre el impacto de las nuevas tecnologías biogenéticas en las investigaciones sobre evolución.
Después, han soltado a la loca de la casa y han filosofado. Era de esperar. En el Batán, se fabricó el papel para la primera edición del Quijote, un soñador - como bien se sabe - que se dejó afectar por lo que - negro sobre blanco - guardan los libros.
Pinilla del Valle se ha ganado un lugar en el paisaje de la paleoantropología española por méritos propios. A lo largo de los próximos meses, se consolidará más, o eso esperamos. Nos lo dicen los duendes del Refugio de los Neandertales. Ellos, lo saben.
Manuel Navarro
