Fundación: 1 de junio de 2016
Ubicación: Sevilla
Propiedad: Francisco Rivero, Sara García, Frederic Roques, Alvaro Díaz
Correo electrónico: info@lacasadelrecreador.com
Teléfono y WhatsApp: 627940216
La Casa del Recreador es un proyecto genuinamente español que pretende ofrecer un servicio integral entorno a la recreación histórica, el coleccionismo y la reproducción del patrimonio arqueológico.
La pandemia nos ha sorprendido en un proceso de expansión y ampliación de nuestra capacidad, con una tienda online actualizada en febrero y en plena mudanza a nuestros nuevos almacenes de Sevilla. Esta ampliación de instalaciones es ya la tercera que realizamos desde nuestra fundación, lo que da idea de la positiva aceptación que el mercado ha ofrecido a nuestra idea de negocio basado en la pasión por la recreación histórica.
Aunque el comercio por internet no cesó en sus actividades durante el Estado de Alarma, infelizmente las ventas se resintieron de forma grave, al derrumbarse todo el calendario de recreación del año y desaparecer en cascada la programación de todo evento cultural centrado en la Historia y el Patrimonio. Toda la actividad se frenó en seco y los pedidos se redujeron drásticamente. Para adaptarnos a la situación excepcional, pusimos en marcha nuevos niveles de seguridad e higiene, así como protocolos de asepsia y limpieza de los envíos, que garantizaron la salud de nuestros colaboradores y clientes.
Sin embargo, nunca abandonamos el optimismo. No nos dejamos acobardar por el COVID19 y mantenemos viva la llama de nuestra pasión por la Historia. La menor actividad ha permitido completar antes los cambios puestos en marcha, lo que redundará en una mejor preparación de cara a la remontada que tenemos por delante. También nos está dando tiempo para pensar e innovar de cara al futuro. Y hemos mantenido activo nuestro blog de recreación histórica, una sección de nuestro sitio web en la que colaboran prestigiosos expertos y que goza de miles de visitas semanales.
Somos optimistas por naturaleza y seguimos siéndolo conforme avanza nuestra guerra contra el virus. Las medidas de protección y el progreso de las investigaciones científicas refuerzan nuestra visión de que pronto todo esto pasará, desgraciadamente dejando muchos héroes en el camino. Estamos preparados para la progresiva vuelta a la normalidad. Antes de lo que pensamos, la victoria de la ciencia nos devolverá, de un modo u otro, la paz y estabilidad que disfrutábamos. Volverá el patrimonio, volverán a la vida los museos y los yacimientos. Y volverá con fuerza la recreación histórica.
Manuel León Béjar
CONTACTO:
https://www.arqueogastronomia.com/contacto/
EDAD
46 años. Nacido en 1974.
GRUPO DE INVESTIGACIÓN
Investigador predoctoral G. I. Ingeniería y tecnología de alimentos. Universidad de Cádiz.
Investigador predoctoral G. Investigación De la Turdetanía a la Bética. Universidad de Sevilla.
LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN
Oenogarum y elaboraciones culinarias de época alto imperial romana. Lácteos y salsas culinarias.
Enología romana y procesos productivos vitivinícolas de época romana.
Tecnología de alimentos en lácteos y panificación en época romana.
Arqueólogo, investigador Master en Agroalimentación. Especialidad Vitivinicultura en Climas Cálidos. Gerente de www.arqueogastronomia.com Entre sus actuaciones profesionales se encuentran numerosas direcciones arqueológicas, el diseño e implantación de Planes Estratégicos de Turismo y Desarrollo Local relacionados con patrimonio arqueológico, la creación de infraestructuras y equipamientos de Uso Público relacionados con yacimientos arqueológicos. En el campo de la agroalimentación destaca por su trabajo en la reconstrucción física der producciones enológicas de época alto imperial romana y en la investigación de usos gastronómicos del garum y elaboraciones gastronómicas culinarias de época romana como el oenogarum.
Actualmente además, es responsable comercial de Productos Majuelo, bodega jerezana de vinagres h salsas que produce Flor de Garum, junto con la Universidad de Cádiz. Además, es autor de publicaciones relacionadas con gastronomía y el patrimonio cultural.
Siempre quise ser arqueólogo, descubrir cómo eran nuestros antepasados y poner mostrarlo a la sociedad, investigar y ahondar en la mentalidad y en los modos de vida de las civilizaciones del Mundo Antiguo. La alimentación y la producción de alimentos en época romana hace que mi deseo por investigar y reproducir sus elaboraciones y procesos tecnológicos me embarcan en la actividad investivaa de una manera más creciente. Actualmente, la crisis del COVID plantea serios retos a la investigación arqueológica y a la industria agroalimentaria, ya que ha reducido el flujo económico destinado a investigación, y paralizado la actividad arqueológica - investigativa en buena parte de intervenciones, universidades y centros de investigación.
Entiendo que ante este escenario, es preciso fomentar y poner de manifiesto la relevancia social de la arqueología, su importancia como ciencia, la necesidad de generar una divulgación científica de la misma, destacar el papel del arqueólogo de campo y el arqueólogo investigador. La arqueología es una ciencia que despierta interés social y tiene una amplia repercusión socio-cultural, por lo que es necesario que esta apreciación social se proyecte en la valoración científico-profesional de la figura del arqueólogo se refleje en la protección del arqueólogo, que realiza una labor irremplazable y básica dentro de nuestra sociedad.
Actualmente, la actual situación generada por el COVID ha cortado la mayoría de mis líneas de trabajo e investigación, teniendo que derivar algunas pruebas a laboratorios externos para no retrasar determinadas investigaciones en curso. A nivel académico, se han retrasado los calendarios de docencia de master, cursos especializados y conferencias de alimentos que imparto generalmente, y se han retrasado los plazos de entrega de artículos científicos.
Uno de los proyectos más interesantes que he emprendido, BALBO ET COLUMELA, ha tenido que cerrar sus puertas. Se trata de un termopholium – tabernae ubicado en el barro romano del Populo, en Cádiz. En dicho espacio cultural se generan arqueofoodtour, experiencias que combinan la visita turística al patrimonio arqueológico de Cádiz y la cata – maridaje de productos como vinos y quesos romanos, garum, salazones, a los que he dedicado años de investigación. Afortunadamente, esto es un paréntesis y estamos preparando con mucha ilusión la apertura para mediados de este próximo mes de junio.
https://www.arqueogastronomia.com/balbo-et-columela-la-taberna/
Por el contrario, este tiempo de confinamiento ha generado oportunidades para aumentar nuestra producción científica, reformular nuevas estrategias de divulgación y reordenar parte del trabajo en torno a un portal digital dedicado a la Arqueología y a las investigaciones históricas en tecnología de alimentos. Así, tras dos meses de recopilación de información y de duro trabajo, ha nacido www.arqueogastronomia.com, un espacio digital con un blog, GUSTATIO, que genera una importante labor de divulgación y puesta en valor de las investigaciones en materia de reconstrucción física de alimentos de determinados periodos históricos, e incluso de la prehistoria.
La andadura continúa, y ya estamos planificando con instituciones públicas y privadas la continuación de las líneas de trabajo en la nueva normalidad, con el mismo entusiasmo, pero sabiendo que los actuales nuevos retos han hecho que nos reforcemos y nos actualicemos convenientemente.
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ARQUEOGASTRONOMÍA
Arqueología - Tecnología de Alimentos y Turismo Cultural
arqueogastronomia@gmail.com - 661308787
El Proyecto Primitiva Complutum-San Juan del Viso se materializó en 2017 con el objetivo de, tras 40 años, volver a excavar en un yacimiento clave para conocer la romanización de la
Comunidad de Madrid. A partir de la publicación en 2011 de la planta fotointerpretada de la primitiva ciudad romana de Complutum, ubicada en lo alto del cerro de San Juan del Viso (Villalbilla), oculta bajo un campo de cereal y totalmente desconocida hasta ese momento, tuvimos clara la necesidad de volver al campo. La fotografía aérea mostró claramente las trazas de una gran urbe de 30 hectáreas, la primera fundada por Roma en la región, con edificios tan importantes como un campamento, un templo o teatro, el único de la Comunidad de Madrid.
Por fin en 2017 pudimos sacar adelante la primera campaña de excavación y en 2018 la segunda, gracias a la ayuda de un crowfunding, el apoyo de varias entidades, profesionales, empresas y diversas colaboraciones y convenios, como el que firmamos con la Universidad de Alcalá de Henares o con el Ayuntamiento de Villalbilla.
Para este verano de 2020 teníamos planada la tercera campaña, pero debido a la crisis que ha provocado el Coronavirus, no hemos podido gestionar los permisos y la financiación, aunque la campaña hubiera sido muy difícil dadas las circunstancias de excavación en pequeños sondeos. Actualmente continuamos con la investigación, publicación y divulgación e intentaremos volver excavar en el verano de 2021. Consideramos que un proyecto modesto como este, pero que se ha luchado y trabajado mucho, requiere de continuidad para que un yacimiento tan importante como la primitiva ciudad de Complutum no vuelva a caer en el olvido y continúe aportando año a año nuevos datos sobre la poco conocida romanización del interior península.
Sandra Azcárraga
Antonio López García (1986).
Investigador postdoctoral en arqueología romana,
Proyecto SPACELAW (spacelaw.fi)
Universidad de Helsinki.
antonio.lopezgarcia@helsinki.fi
Me siento afortunado a pesar de todo. Hay muchos colegas que están en una situación profesional bastante más delicada. La arqueología va a sufrir bastante los recortes económicos que se avecinan y los legisladores no parecen poner de su parte para proteger lo suficiente la cultura y el patrimonio. Aún así, tengo la esperanza de que se siga invirtiendo en nuestro ámbito y sobre todo se mejore el modelo de nuestro sector, que aún no se había recuperado de los efectos de la crisis de 2008.
Personalmente, empecé el 2020 con más ilusión de la habitual saliendo por primera vez de Europa para asistir a un congreso en Washington D.C. a primeros de enero. Después de eso volví a Helsinki, donde trabajo. Pocos días después partí de nuevo para Nueva Zelanda donde asistí a dos congresos de arqueología clásica. Las primeras noticias sobre el virus me cogieron en Dunedin, donde parece que sí se podía prever la llegada a finales de enero, así que me tocó recorrerme la ciudad de farmacia en farmacia, hasta que al quinto intento pude comprar mascarillas, ya que en mi vuelo de vuelta a Finlandia tenía que parar en Sydney y en Singapur, donde ya se habían contabilizado varios casos. A mi llegada a Helsinki tras casi 24 horas de vuelos con una mascarilla quirúrgica, parecía que todo había quedado en una falsa alarma. Dejé las dos mascarillas extra en un cajón y avisé a mi pareja de que había traído otra también para ella por si acaso el virus llegaba a Europa.
Al volver a Helsinki tuve la suerte de dar las clases que faltaban de la asignatura de Administración Romana. Pocos días después empezaron los primeros casos en Italia. La primera semana de abril debía organizar un congreso de topografía romana en la Real Academia de España en Roma, donde hace unos pocos años tuve el honor de trabajar con una beca. Desde el momento en que el virus se ciñó sobre Milán, algunos de los participantes del congreso empezaron a mostrar dudas sobre la celebración. Todo parecía seguir adelante, y cuando solamente faltaban tres semanas para el congreso, el estado de alarma en España dio al traste con todos los planes, ya que el Ministerio de Asuntos Exteriores — del que depende la Academia —decidió cancelar todos los eventos planeados. En ese momento pude respirar tranquilo sabiendo que ya no era el responsable de la salud de los asistentes del congreso. A partir de ahí, la debacle llevó a la práctica totalidad del mundo académico a confinarse, al igual que en todos los ámbitos no imprescindibles durante una pandemia mundial. A partir de ese momento, nos encerramos durante unos sesenta días en un piso de 39 m2 sin puertas.
Al igual que todo el mundo, he tenido que cancelar demasiados planes profesionales y personales. A principios de año había solicitado una beca para hacer una estancia en un centro de investigación de Harvard en Georgetown y pocas semanas después me informaron de que todos los planes se posponían al año próximo. Tenía planeado un viaje a Estambul para investigar un edificio de época romana como parte de mi plan anual de investigación. Todo eso se ha quedado pendiente y espero que se pueda reanudar lo antes posible. En estos dos meses y medio he aprovechado para hacer trabajo de escritorio, pero tengo me falta la parte activa de este oficio. Al menos he mandado tres artículos nuevos a revistas importantes. Un artículo sobre un tramo de calzada romana que localizamos en Guadix (Granada), otro sobre bibliotecas romanas en el Mediterráneo Oriental y otro sobre los tribunales de justicia en Roma.
Hace un par de semanas recibí una noticia tan buena como agridulce. La Universidad Macquarie de Sydney me ha ofrecido una beca de investigación para un periodo corto en el otoño y no sé si podré disfrutarla este año o también habrá que posponerla. Mientras tanto, solo pienso en volver a Granada, ver a mi familia y amigos, y dar gracias por la fortuna de que todos estemos bien. Espero que eso a lo que llaman “nueva normalidad” o “uusinormaali” aquí en Finlandia nos haga disfrutar tanto de nuestro trabajo como antes y seguir trabajando para poner en valor el patrimonio para toda la sociedad.