Vivo junto a las Cuevas de la Araña, en Málaga. En medio de una bahía que tiene mucho que decir sobre evolución humana y sobre episodios clave de la Historia en general. Aquí existen restos de ocupación, al menos, desde el pleistoceno medio, probablemente desde el inferior. En el Complejo Humo, en las Cuevas de la Araña, se ha documentado arte rupestre del paleolítico y presencia de los neandertales. Hay huellas humanas en forma de industria lítica en playas fósiles o de concheros quemados. Sí, allí los neandertales asaron lapas y mejillones. Muy cerca, están las Cuevas de la Victoria, con presencia magdaleniense y neolítica. La bahía de Málaga, y Málaga en general, tienen una presión urbanística y económica muy alta. Una presión que está acelerando la destrucción del patrimonio de manera rapidísima. Es un paradigma del conflicto entre desarrollo económico - o modelo de desarrollo económico - y defensa del patrimonio.
Hoy el diario digital El Español, en su edición de Málaga, publica unas fotos del descubrimiento de una nueva cueva en el Complejo del Humo o de la Araña. Es una cueva muy bonita. De momento, por lo que sé, no hay restos humanos o de actividad humana. Tampoco se ha detectado arte rupestre como en otras cavidades como Cueva Navarro. Según me dicen, el informe arqueológico es negativo, lo que significa que la cueva será destruida al no existir una protección específica del patrimonio geológico.
Cuando paseo por aquí o monto en bici o en canoa, siempre pienso en la cantidad de información que se ha ido de aquí hecha cemento. Las canteras son un problema para la conservación del patrimonio. Hace unas semanas, nos decían en Soria que el sitio rupestre de Valonsadero podría haber perdido un 80% de sus pinturas rupestres al haber sido utilizada su piedra como material de construcción en la ciudad. Es un conflicto antiguo y eterno: economía o conservación. ¿Se trata de una falsa disyuntiva?
La fábrica de cemento de Málaga ha dado de comer a mucha gente en una ciudad donde durante bastantes épocas se hacía difícil comer: paro elevado, distribución desigual... Un sitio complicado para ser la Ciudad del Paraíso. Se han hecho grandes fortunas en Málaga, lo que no tengo tan claro es que se haya beneficiado el conjunto de la sociedad. Sobre todo de algunas medidas.
Uno de los primeros investigadores que trabajó aquí a principios del siglo XX fue Miguel Such, concretamente en la Cueva del Hoyo de la Mina. Cueva que fue destruida por la fábrica de cemento, claro. El mismísimo Abate Breuil visitó la cueva cuando vino a Ardales en la década de los 10, si no recuerdo mal. Fue acompañado por Such. Hace unos años dedicamos un capítulo a esto, podéis verlo aquí.
Quizás estas urgencias económicas nos han llevado a destruir patrimonio por encima de nuestras posibilidades: barrio nazarí de la Prolongación de la Alameda (sólo rescatado en parte); altar de piel de toro de Calle Císter, villas romanas de Calle Alcazabilla... Me consta que los arqueólogos reciben presiones de todo tipo. La cuestión del informe arqueológico es delicada. Se puede preguntar en la Vega Baja de Toledo, en Marroquíes Bajos o en el Palacio de Oriente. Cualquier informe es comprometido porque detiene o modifica un proyecto. Modificar significa encarecer.
Doctores tiene la Iglesia pero lo que no tengo tan clara es la titularidad del subsuelo según aparece redactada en el artículo 350 del Código Civil. Quizás por ahí haya un resquicio para que se salve la nueva cueva descubierta en la Araña y no acabe como otras muchas: hecha polvo y empaquetada en miles de sacos de papel.
El trabajo del equipo del Complejo Humo es heroico y es ejemplar. Un yacimiento - un complejo kárstico con unas dataciones tan amplias - tan importante en plena ciudad, requiere más sensibilización de todos los estamentos. La Bahía de Málaga es patrimonio de toda la Humanidad, es clave para conocer nuestro pasado. La Araña es uno de sus mascarones de proa. Hagamos lo posible porque no desaparezca.
Manuel Navarro