Dolmen de El Pendón en Reinoso. Foto NavarroEl descubrimiento y excavación de nuevos monumentos megalíticos está permitiendo avanzar en el conocimiento de las poblaciones de la prehistoria peninsular. Los casos de Trafalgar, La Lentejuela y el más avanzado de El Pendón en Burgos prometen revolucionar el conocimiento sobre las poblaciones neolíticas y calcolíticas de la península, su origen y sus comportamientos sociales. 

Esta mañana un sol de justicia iluminaba el espolón en la que se sitúa el Dolmen de El Pendón, en el municipio burgalés de Reinoso. Un pueblo con apenas una decena de habitantes. Y ahí, en el corazón de esa España tranquila, rural, deshabitada y en ocasiones olvidada, hemos tenido la oportunidad de asistir a la excavación de un monumento megalítico con un extraordinario potencial. 

Manolo Rojo Guerra, catedrático de la Universidad de Valladolid, es el investigador principal de este proyecto que lleva en marcha desde 2016. Es, además, un hombre de perfil alto, un científico que tiene ese halo quijotesco que adorna toda su generación. Gentes que han construido la ciencia desde la nada. La relación de este país con la ciencia es de diván... o de juzgado. 

Manolo Rojo y su equipo han publicado que la primera intervención quirúrgica (con éxito) en un oído, se llevó a cabo en una mujer que fue enterrada en este dolmen. Una de las más de cien personas que han conseguido identificar en la cámara principal del megalito. Un dolmen que tuvo un corredor de acceso, hoy desmontado y un túmulo de unos 30 metros de diámetro. Un monumento muy significativo. Además, el dolmen se edificó sobre un recinto previo del neolítico antiguo. Necrópolis de la Lentejuela, Teba, Málaga

El Pendón es de la misma época en que se levantó Menga, en Antequera, Málaga. Hablamos del 3.800 a. C.  Eso nos hace ampliar el mapa megalítico peninsular. En otras temporadas hemos rodado en algunos de estos gigantes de piedra en el Pirineo, la Rioja alavesa o la vertiente atlántica. 

Muy cerca de Menga, a unos cuarenta kilómetros, en el municipio de Teba, está la necrópolis de la Lentejuela, que se acaba de empezar a excavar. Se trata de un proyecto de seis años de duración co-dirigido por Serafín Becerra, Eduardo Vijande y Juan Jesús Cantillo. El trabajo está todavía en fase muy incipiente pero su arquitectura y ordenación espaciales ya plantean cuestiones de gran interés como la agregación social, la significación de elementos en el paisaje o los rituales con los ancestros. 

Para rituales ancestrales, por cierto, los que parece que se celebraron en El Pendón. Cuando el monumento fue amortizado, como fueron amortizados Karahantepe y Gobekli Tepe en Mesopotamia miles de años antes, se celebró un gran banquete. Cierre o "enterramiento" de edificios singulares y grandes comidas rituales: una relación milenaria. Hay mucho que decir ahí. 

En esta crónica a vuelapluma, no quiero dejarme el Tholos de Trafalgar, o los tholos, para ser más exactos. En este caso es posible que nos vayamos al final del megalitismo, no al principio, pero su reciente excavación, que apunta a la existencia de una gran necrópolis, promete grandes datos y emociones. 

Los nuevos megalitos se van incorporando al paisaje y al conocimiento, aportando una información que gracias a las nuevas miradas y a la tecnología, son de una gran calidad. El futuro se presenta esplendoroso. 

Esta campaña televisiva, la novena de Arqueomanía, se encargará de las nuevas perspectivas del megalitismo ibérico. 

Manuel Navarro