Cargados de ilusión y con la vista puesta en numerosos lugares y proyectos de los que os iremos puntualmente informando. Han sido meses duros para todos y lo son todavía. Pero os puedo decir que el equipo está con ganas de volver a la carretera a revivir esta especie de road movie entre el pleistoceno inferior y Fernando el Católico que es Arqueomanía.
Y es que hay un camino real y otro que pertenece al relato. Ese parece una espiral sin principio ni final, un deambular por los mismos senderos. Pero senderos en los que se ven otros animales y otros árboles cada vez que se transitan. Es como la Estatua de la Libertad derruida en la playa del Planeta de los Simios. Lo que un día fue esplendor, al otro es ruina.
Eso es lo que nos toca contar: ascensos y descensos, esplendores y crisis. La vida misma en una sucesión ininterrumpida. Y es que va desarrollando uno una especie de gafas mágicas. Lentes que te permiten ver el aspecto de las cosas en un tiempo muy lejano con apenas una pista. Esa es la gran labor de los arqueólogos: ofrecer una visión. Pero no una visión cualquiera; debe ser rigurosa, no dejarse llevar por apriorismos ni por ideologías. La ciencia debería representarse como un frasco sin nombre, sólo con una serie para ser identificado. Lo mismo que la justicia se representa con una mujer con los ojos vendados.
Ante nosotros hay un año, un tiempo que es verdadera "terra incognita". Confiamos en que sea un camino de aprendizaje, bello, variado y provechoso para todos. Sentimos vuestra presencia y vuestro ánimo. Un fuerte abrazo:
Manuel Navarro
SIMA DEL ELEFANTE. FOTO NAVARRO